PINZAS DEL MISMO COLOR O LA NECESIDAD DE CONTROL. LA PERSONALIDAD OBSESIVA.
A veces cuando le pregunto a un paciente por su manera de colgar la ropa se sorprende pero muchas veces su respuesta es “no puedo mezclar las pinzas de madera con las de plástico ni usar de distintos colores en una misma prenda, los calcetines, por ejemplo tienen que estar siempre en la misma dirección…”. Esto puede parecer anecdótico pero ante preguntas similares puedes descubrir que el paciente no sólo tiene esta “manía” sino que también necesita poner las persianas a una misma altura, comprobar un número de veces si ha cerrado la puerta, que las cosas en los armarios estén organizadas por colores, que los ganchos de las perchas miren todos hacia dentro, que los libros en las estanterías tengan una simetría exacta, no poder irse a la cama sin haber colocado los cojines del sofá o haber dejado perfectamente colocada la ropa del día siguiente.
Todo lo anterior puede cuadrar dentro de una personalidad obsesiva. Primero aclarar que esto no tiene porqué tener que ver con el TOC o Trastorno Obsesivo Compulsivo, tienen cosas en común pero no son lo mismo.
En este caso hablamos de personas perfeccionistas, hiper-responsables, con una necesidad de control extrema, miedo a equivocarse, dificultad para adaptarse a situaciones nuevas e hiperadaptación a lo ya conocido. Este perfil es muy aceptado a nivel social y sobre todo en los espacios laborales ya que sus dificultades, paradójicamente, les convierten en excelentes profesionales, muy implicados con su trabajo y minuciosos a la hora de realizar sus tareas.
No hay nada malo en que nos guste el orden o que las cosas sigan una simetría perfecta, el problema está en necesitar lo anterior y en no saber poner un límite en cuanto al número de cosas y situaciones que queremos controlar. Esa necesidad de control indica una falta de confianza en uno mismo, la búsqueda de perfección es una forma de compensar esa autoestima deficitaria. Se tiende a buscar la aceptación y la valoración positiva. Cuando no se logra ese control puede aparecer ansiedad, miedos, crisis de pánico e incluso síntomas de tipo depresivo.
A nivel terapéutico se busca darle al paciente las herramientas necesarias para tolerar la frustración que conlleva el no controlarlo todo, aprender a buscar la satisfacción en nosotros mismos y no en lo perfectas que hacemos las cosas y ser capaces de afrontar las situaciones nuevas sin ese sentimiento de miedo. En resumen, quererse a uno mismo y no necesitar usar pinzas del mismo color para vivir tranquilos.
Silvia Iglesias
Psicóloga Sanitaria
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