Monthly Archives - noviembre 2016

EL MANEJO ADECUADO DE LAS EMOCIONES

Las emociones se han generado para responder a los acontecimientos que pueden afectar a nuestro bienestar o supervivencia. Si analizamos las emociones con las que convivimos, vemos que hay un número muy superior de emociones negativas que de emociones positivas. Las emociones negativas son necesarias para subsistir y para vivir en sociedad. Así si sentimos miedo, ésta es una emoción negativa (aunque buena) porque nos provoca malestar, pero a la vez comunica a los otros que están cerca, una necesidad bien de huir, de gritar, o de sentirse protegido y amparado. Dentro de las emociones negativas incluimos: miedo, tristeza, ira,, vergüenza, asco, envidia, rabia, culpa, odio, cólera, rencor, apatía; mientras que como positivas incluimos solamente: alegría, felicidad, interés, amor.. Todas las emociones negativas tienen un denominador común que es el miedo, en cambio las emociones positivas son un certificado de que estamos vivos y de lograr sentirnos capaces de seguir con nuestro proyecto de vida El miedo es en muchos casos es el preámbulo del placer, como ocurre cuando subimos a una montaña rusa, entramos a ver una película de terror, vamos a parques temáticos dedicados a provocar miedo en aquellos que los visitan…., aunque hay que diferenciar el concepto de miedo del de peligro. El miedo es divertido cuando sentimos que el peligro o la amenaza están controlados; sin embargo cuando al miedo se le une la sensación de amenaza real, nos encontramos en otra dimensión, que denominamos pánico, terror… Los miedos más universales tienen que ver con la enfermedad, la muerte, los accidentes, la violación , las catástrofes naturales, las guerras y así hasta llegar a otros tipos de miedos más ligados a nuestra relación social, como son el rechazo, al fracaso ,la vulnerabilidad.. En todos estos miedos hay un denominador común: no ser capaz de afrontar aquello que nos da miedo. Esta dificultad cada vez puede ir envolviendo más facetas de la vida de una persona hasta llegar al convencimiento de que no se puede afrontar absolutamente nada que implique la más mínima sensación de inseguridad o de amenaza. Si este proceso continua entramos en un bucle en que cuanto menos se enfrenta la persona a la incertidumbre (en la que existe tanto la amenaza como la seguridad), mas tiene que evitar la sensación de cualquier situación de emoción negativa, y a la vez de cualquier situación que provoque emociones negativas, y de esta forma se evita todo aquello que implica el hecho de estar vivo, ya que la vida sin emociones negativas simplemente no es vida. . La vida está delante de nosotros y es lo único que produce incertidumbre, la muerte no, simplemente está ahí detrás y sólo se nos acerca si nos montamos en el tren de la vida. Por mucho que intentemos evitar la muerte, simplemente haremos que este más presente. La muerte deja de estar presente si vivimos la vida, siendo el mejor antídoto contra la muerte, el vivir y saber vivir. Lo que realmente debería asustarnos es querer vivir una vida sin incertidumbre, sin riesgo, sin emoción… Es bueno que de vez en cuando miremos el pasado, pero sin perder la vista de este momento, de forma similar a cuando conducimos un coche por una autopista y miramos de vez en cuando al espejo retrovisor para observar lo que tenemos detrás. Aunque la mayor parte del tiempo nuestra mirada está puesta en lo que tenemos al frente; así mismo, tampoco es bueno que estemos pendientes de lo que ocurra cincuenta kilómetros más allá. Vivir en la anticipación no sólo nos saca de la carretera sino que nos impide llegar al destino. No esperes primero a tener valor para hacer, porque entonces no vivirás, estarás hibernando; si quieres que todo tu miedo se te pase, siente rabia, sorpresa, interés, admiración, tristeza y por qué no, seguridad y alegría. Provocar todos estos programas emocionales es el antídoto necesario para sentirte vivo y a la vez es incompatible con sentir miedo ¿Por qué no lo pruebas?, cada hora durante 10 minutos, vive la rabia, y a la siguiente hora vive el interés por algo, y a la siguiente te entristeces con algún acontecimiento que despierte esta emoción y así sucesivamente, aprende a vivir descubriendo tu abanico emocional y será en ese momento cuando te darás cuenta de que la muerte está muy segura, porque es así y nada lo cambiará, de modo que te mereces esa vida que te da de ventaja. Mª Jesús Murelaga Andonegui Psicóloga Clínica
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