Nutrición

Es la esencia de la adaptación del ser humano a su ecosistema.

Su capacidad de desarrollarse y procrear, así como su capacidad creativa intelectual dependen de su interacción con los alimentos disponibles en el medio. El proceso metabólico y enzimático de adaptación, en su selección natural, genera seres aptos, los cuales sobreviven en el medio en el que nacen.

Las guerras, las epidemias, los cataclismos meteorológicos o la expansión demográfica ponen constantemente en peligro este equilibrio, como lo demuestra, a diario, nuestra historia social y antropológica.

Actualmente, factores como el neocolonialismo, la expansión industrial, la sociedad de consumo, las modas y los agentes externos de tipo transcultural, aderezados por los medios de comunicación (a los que muchas veces no somos ajenos los médicos), han generado una rápida transformación de la forma de alimentarnos.

Nutrición cerebral

La transformación es tan vertiginosa e intensa que no hay posibilidad de ningún tipo de mecanismo adaptativo: se puede encontrar, en un mismo domicilio, a tres generaciones con pautas alimentarias culturales diferentes, e incluso distintas en una misma generación (abuelos, padres, hijos pequeños y adolescentes).

Ha bastado un simple hecho, como la televisión en color y su horario nocturno, para convertir la cena en una comida rápida y hacer desaparecer la tradicional sopa; sin embargo, la cocción lenta de hidratos de carbono, con ligeros añadidos de aceites y pequeñas cantidades de proteínas y sus variantes, permite una rápida nutrición, poco calórica y activadora del descanso, y la reposición de glucosa cerebral y muscular, lo que evita las acumulaciones en forma de depósitos grasos y la obesidad.

Al ser descendientes de diferentes formas alimentarias, polífagos, necrófagos, cazadores y agrícolas-pastoriles, nuestro mecanismo de alimentación es bastante amplio. Los caucásicos basamos nuestro desarrollo en la leche y sus derivados; nuestra fuente energética y proteica se centra en los cereales, legumbres y féculas, a los que se añaden los huevos, carnes rojas o pescados; la aportación de vitaminas y minerales proviene de las frutas y hortalizas; a todos ellos se unen, según culturas, las aceitunas, el ajo, la vid, los cítricos mediterráneos o el cerdo.
La antigua actividad cazadora, pastoril y agrícola, y la moderna industrial e intelectual, basan sus necesidades inmediatas en la glucosa. Por ello, el desayuno es clave en la alimentación con vistas a mantener su nivel y poder cubrir los desgastes de los depósitos cerebrales, hepáticos y musculares. La cena, como previa al descanso y como replección de los depósitos de glucosa y creación de material de reserva, es otro momento clave. De ahí proviene el dicho: “lo que se desayuna se quema, lo que se cena se engorda”.
Lo habitual en el ser humano son dos ingestas alimentarias: el desayuno y la cena. La comida aparece y oscila según culturas, jornada laboral y horarios solares, e, incluso, según la festividad del día.
Desde el almuerzo (de 9 a 12 horas) a la merienda-cena ( de 19 a 21 horas), hay múltiples variedades. La diferencia entre horarios escolares, la actividad laboral y las formas de vida han llevado a algunos países, como España, a trastocar el régimen alimentario de las familias, en las que la única comida común es la de los domingos. Los turnos de trabajo y la jornada contínua han creado formas diferentes de alimentación con constantes cambios en los ritmos. A pesar de todo, se mantiene estable la toma de alimentos al levantarse y, más o menos, antes de acostarse.
A la hora de valorar la alimentación deberemos tener en cuenta el horario, la forma, la cantidad y la calidad. Es importante conocer la ingesta de lácteos e hidratos de carbono, así como los horarios matutinos y vespertinos. El resto de las comidas (almuerzo, comida, merienda…) suponen complementos en función de la disponibilidad alimentaria y horaria.

Se define como los alimentos ingeridos dentro de la hora siguiente al despertar (aunque esté ligado al amanecer, depende de las culturas; para nosotros el horario está limitado entre las cinco y las ocho de la mañana). No se debe confundir con el almuerzo (entre las 9 y las doce del mediodía). Consiste en “la toma de hidratos de carbono, grasas y proteínas suficientes para mantener el aporte de glucosa al cerebro y al músculo, en el horario de pleno rendimiento laboral, ya sea físico o psíquico”.

Se calcula que debe contener el 25% del aporte calórico diario (500 en una dieta de 2.000 calorías a 750 en una de 3.000).

En nuestra cultura se basa en cereales fermentados (pan, galletas…), más leche o agua (sopas) calientes, con temperatura igual o superior a la corporal. La grasa puede ir con la leche, añadida en forma de mantequilla o incorporada a los cereales .Se suele ayudar con glucosas de absorción rápida (miel, azúcar, mermelada, compota); o bien con huevo, queso o jamón de cerdo si en vez de leche se aporta aceite.

La forma tradicional es tomarlo sentado (de asentar), caliente y con los cereales mojados o como sopas, para facilitar su absorción y digestión rápida.
Tradicionalmente un miembro de la familia (fundamentalmente la madre) prepara el desayuno de los demás. Los cambios socio-económicos, los tecnológicos (hornos microondas), los laborales y las modas, entre otros, han modificado todo este proceso, que antes sólo se veía restringido por la disponibilidad de la comida, los tabúes culturales y los religiosos.

AYUNO

Significa no desayunar por levantarse tarde, las prisas o el hábito adquirido. En los últimos años ha aparecido de forma epidémica, sobre todo en las ciudades, y es habitual en los adultos. Se está extendiendo a individuos cada vez más jóvenes (nivel escolar y edades entre 12 y 15 años hasta la edad adulta).

ESCASO

Por debajo de las necesidades calóricas: “un vasito de leche”, “una galleta”, “un zumo”, “una manzana”, “una manzanilla” …

INCONGRUENTE

Cuando no se corresponde con la alimentación antropológicamente adaptativa: “un vaso de coca-cola”, “una zanahoria y un kiwi”, “pescado frito” …
La toma de zumo de cítricos matutinos es muy frecuente y proviene de la moda americana tras su particular descubrimiento de “las vitaminas”. Tomar un cítrico al desayuno sólo es válido para calmar la sed, como antioxidante y en estómago vacío; se debe esperar un tiempo para tomar leche y evitar el choque enzimático gástrico. Las culturas que disponen de cítricos abundantes los toman habitualmente entre horas.

FICTICIO

Consiste en engañarse con un desayuno hipocalórico, hipograso y alterado en su disposición. Actualmente forma parte de la epidemia y afecta a mucha población. Lo más grave es que muchas veces se hace creyendo que es más saludable y ¡por consejo médico!
Se basa en la leche descremada , panes hipocalóricos (biscotes), edulcorantes (sacarina), grasas vegetales modificadas…
Este tipo de desayuno, junto al ayuno, son las dos formas casi habituales de alimentación matutina en las ciudades.

TÓXICO-ESTIMULANTE

Está admitido en nuestra cultura que la toma al desayuno de una cierta cantidad de una infusión de xantinas (té, café, chocolate o mate) ayuda a despabilarnos y activarnos, pero siempre en concentración baja (café con leche). La toma de cafe negro como único desayuno, o con un “chorrito de leche”, o con uno o dos cigarrillos, es la antítesis del desayuno. La moda actual de desayuno a base de uno o varios cigarrillos y un “cortado” más o menos doble, con sacarina, es la mejor forma de deteriorar nuestro metabolismo y sistema cardiovascular.
Otro grupo de población adulta, masculina preferentemente, desayuna un vaso de agua y un cigarrillo.

DESAYUNO YATROGÉNICO

Múltiples medicaciones se dan en dosis matutinas: hipotensores, diuréticos, antidepresivos, antibióticos, metabolizantes, antidiabéticos…
Se debe precisar y valorar qué tipo de desayuno se hace y cuándo se puede tomar. Debido al “desayuno ficticio”, sobre todo en personas de edad, se toman 5 ó 6 medicamentos con únicamente leche desnatada y “una galletita” en el estómago y a menudo vacío. Los efectos indeseables de la medicación tanto a nivel gástrico como durante la absorción se multiplican.

Llámese COMIDA, CENA, ALMUERZO o MERIENDA, debe estar estructurada dentro del siguiente marco:

  • Debe hacerse sentado y evitando estímulos físicos intensos (frío, calor, ruido).
  • Se tiene que valorar la temperatura, la sal, las especias, la preparación (cruda, cocida, frita), el equilibrio, la sencillez o complejidad. Son múltiples las variedades según las posibilidades de los alimentos; no obstante, deben basarse en cereales (pan), lácteos (queso), legumbres (alubias, garbanzos, lentejas, habas y guisantes), verduras como acompañantes, la serie animal (pescados, carnes, huevos) y frutas.

La moda de la dieta hipocalórica y el “colesterol” ha generado una epidemia de “hambre” yatrogénica.

Los síndromes anoréxico y bulímico no son descritos en este capítulo, ya que tienen entidad propia por ser alteraciones de la conducta alimentaria. La anorexia provoca el deterioro del mecanismo de crecimiento y maduración; su complejidad, abordaje, tratamiento e, incluso, la dificultad de su diagnóstico, en el que cada vez se implican mayor cantidad de factores, la apartan de los cuadros de higiene alimenticia y de los de alteración del control de impulsos. En cambio, entre la bulimia (como síndrome) y las conductas bulímicas hay que efectuar diagnóstico diferencial, ya que se dan conductas bulímicas compensatorias con excesos casi siempre nocturnos en alteraciones de dietas hipocalóricas, hipograsas o en cambios de ritmos alimenticios, muchas veces dirigidos a hidratos de carbono (azúcares) por agotamiento de glucosa, magnesio y otros.

ALTERACIONES DE TIPO IDEOLÓGICO.

  • Vegetarianos: No producen problemas mientras mantengan una dieta ovo-láctea y se equilibren con legumbres.
  • Veganos: Grave desviación que elimina toda proteína animal. El consumo elevado de frutas y verduras está generando graves problemas en la actualidad. La falta de maduración natural de los frutos que se adquieren en el mercado, el crecimiento artificialmente favorecido de las piezas, el exceso de nitrógeno en el cultivo y la acumulación de pesticidas se hallan en la base de tales problemas. Se puede asegurar que se encuentra muy deteriorada la calidad de los nutrientes de estos alimentos “sanos”.
  • Ayunos cíclicos: Los hábitos del Ramadán y la Cuaresma no generan problemas importantes, ya que se equilibran con consumos fuera de hora o compensatorios.
  • Curas de ayuno, desintoxicantes o depurativas: Se deben hacer con control médico y con objetivos y fines concretos.

ALTERACIONES DE TIPO RESTRICTIVO O EXCLUSIVO

  • Privación de lácteos: Se elimina de la dieta totalmente el consumo de lácteos y derivados. Es muy típico en grandes consumidores de alcohol (más en bebedores de vino que en los de destilados) y tabaco.
  • Eliminación de frutas: No se toman nunca frutas; a veces, y muy esporádicamente, un plátano. Se trata de un trastorno alimenticio en franco incremento entre los jóvenes, que, por pereza, se sacian con el primer plato. También es muy habitual en alcohólicos.
  • Dieta hiperproteica: La desviación hacia el consumo de proteínas es típica de poblaciones que, tras sufrir escasez de alimentos, alcanzan una mayor disponibilidad de los mismos. Esto conlleva una desviación hacia la ingesta masiva de proteínas (carnes, jamón, embutidos), a las que consideran “comida de rico”, y un abandono de alimentaciones y formas de consumo tradicionales. Es muy característica de nuestra actual cultura la asociación con gran cantidad de grasas.
  • Dieta hiperglucídica: Con base en las patatas y el pan, la dieta concentrada en hidratos de carbono y legumbres es primordial en sistemas económicos deprimidos. A partir de las modas, la sociedad disminuye su consumo de pan, legumbres y patatas (“para no engordar”), esenciales en nuestra dieta, y sustituye el azúcar; paradójicamente, aumenta el consumo de pasta, arroz y bollería dulce con grasas saturadas.
  • Dieta baja en hierro: Una dieta a base de leche desnatada, pollo desangrado y limpio, palitos de pescado blanco y verduras no contiene prácticamente hierro y genera anemias carenciales en mujeres no menopáusicas. No se utiliza el hierro de las carnes rojas, hígado, sangre, pescado azul, mejillones y legumbres; únicamente quedan en la dieta “las lentejas”, totalmente insuficientes. La toma de sangre en forma de sangrecilla o morcilla, el hígado, la carne roja y el cerdo están desapareciendo totalmente de la dieta preparada. Lo anterior no sólo supone la falta de hierro, sino de todos los demás minerales unidos al proceso metabólico: cobre, manganeso, cobalto…
  • Dieta baja en calcio: Es un contrasentido que en un país como el nuestro, donde sobran los lácteos y el sol, sea donde más calcio y calcitonina se consume. Las dietas y modas hipocolesterolemiantes, con la leche desnatada, sin huevos, sin carnes rojas y con las legumbres reducidas, han hecho bajar el calcio a niveles patológicos. Al carecer de materia grasa, la liposolubilidad del calcio de la leche desnatada no le permite fijarse ni acumularse bien.
  • Dieta hipersódica: El aumento de la sal en la dieta como saborizante, aparte de todo lo escrito en los manuales de hipertensión arterial, es muy típico de fumadores, ya que, al no percibir bien el sabor de los alimentos, necesitan aumentar la sal o los picantes. No hay más que fijarse en cualquier restaurante: quien echa sal al plato probablemente tiene un cenicero al lado.
  • Dietas incongruentes: Pertenecen a toda la parafernalia de las modas para adelgazar; son de todos los tipos y claves, desde las hiperproteicas a las de fibra, hipocalóricas o extrañas, como de “cebolla”, del “limón”, “del astronauta”, “de la pipa” … El médico está obligado a averiguar con detalle qué tipo de dieta se ha utilizado en los últimos meses, ya que infinidad de síntomas del sistema nervioso o metabólico han sido provocados a causa de estos hábitos con o sin píldoras y más o menos naturales
  • Cena hiperfágica: Consiste en darse un atracón de alimentos en el horario de la cena. Es muy típico en la actualidad: prácticamente no se desayuna, se toma la comida baja en calorías y por la noche se produce una bulimia compensatoria. Se ve de forma endémica en niños de 11-16 años, que no toman la comida escolar porque “no les gusta” y en todo tipo de mujeres adultas con cualquiera de las alteraciones de la dieta descritas con anterioridad. Para saciarse de noche, eliminan las sopas y toman gran cantidad de grasas y proteínas, con hidratos de carbono rápidos (chocolates), lo que crea un problema de digestión, alteración del sueño y sobrepeso.

El Instituto Burmuin pone a disposición de profesionales, pacientes y todas aquellas personas interesadas la Dieta de Detoxificación y Limpieza Ortomolecular Básica. Es una dieta estándar que adaptamos a cada persona en particular en función de la patología ó problemática que presente.

Esta dieta es apta para todas aquellas personas que quieran realizar una alimentación sana y quieran durante un tiempo hacer una dieta de limpieza de toxinas acumuladas en el cuerpo. Además es especialmente indicada para las siguientes personas:

– Personas que lleven tomando durante tiempo o toman numerosos medicamentos

– Personas que lleven consumiendo durante tiempo alcohol, tabaco u otro tipo de tóxicos

– Personas que presentan sensibilidad a sustancias químicas (detergentes, colorantes, etc…)

– Personas que se van a enfrentar a intervenciones quirúrgicas importantes o a tratamientos agresivos (quimioterapia, radioterapia,…) como preparación del organismo.

Además de la ingesta de determinado alimentos es de suma importancia realizar las comidas en horarios adecuados, sentados y dedicando el tiempo suficiente.

DESAYUNO

El desayuno debe suponer el 25% del aporte calórico diario. Debe incluir los siguientes alimentos:              

Fruta:

  • Zumo de cítricos: 2 naranjas, pomelo rosa, mandarinas,… ó
  • Piezas: 2 kiwi, 2 mandarinas, 2 naranjas
  • Compota de manzana reineta o similar con canela de palo sin azúcar

La fruta es importante tomarla en ayunas por la función de limpieza que ejerce de esta manera y para evitar el choque enzimático gástrico que se produce con los lácteos.

Lácteos:

  • Leche Flora Folic B Verde
  • Yogur / Kefir
  • Requesón

Hidratos de carbono:

  • Cereales-Muesli
  • Pan integral o con multicereales
  • Galletas digestive

Proteínas:

  • Pescado azul: bonito, salmón, sardinas, caballa
  • Jamón (bocadillo con tomate y aceite)

COMIDA

1º Ensalada de frutas

Frutas que puede contener: fresas,  mango, piña, kiwi, manzana, pera, melón, sandía, uva, granadas, higos, plátano, melocotones, ciruelas, mandarina, chirimoya, naranja.

2º Legumbres con arroz o verduras:

Legumbres: alubias, lentejas, garbanzos, guisantes, habas con arroz integral

Verduras: todas, mejor si son de temporada

Ocasionalmente puede sustituir el segundo por un plato de carne o pescado con verdura

CENA

1º sopa, crema de verduras, ensalada

–          Consomé/ Sopas de diferentes verduras/ gazpacho

–          Puré de verduras y/o legumbre

–          Ensalada (lechuga, tomate, cebolla, remolacha roja, alcachofas, escarola, endivias, aceitunas).

2º Pescado o tortilla:

–          Pescado o marisco: azul (verdel, salmón, chicharro, bonito, sardinas…), mejillones, berberechos, pulpo, jibia, chirlas, caracolillos, quisquillas, langostinos (sin cabeza)

–          Tortilla de un huevo de espárragos, bonito, espinacas, alcachofas, borrajas, champiñón o setas, ajos, perejil.

VARIOS

–          Beber mínimo un litro y medio de agua al día

–          Infusiones: Rooibos, té verde, negro, rojo.

–          Frutos secos: nueces, pipas orgánicas

–          Semillas: lino, cañamón.

–          En caso de hambre tomar un yogur desnatado

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